ent_3B4g36-M por Sergio Recabarren

Comunicación

Flyers & Trípticos por Ariel Di Lisio

Evento de apertura de la Muestra #11

Lado B

The Gig that Changed the World

Texto de Martín Huberman incluído para el libro 100×100 Diseño en Chile (2019)
Editado por Patricio Pozo para Editorial BTG Pactual

Cuenta la leyenda que el punk rock nace en una velada mítica de Junio de 1976 en el Lesser Free Trade Hall, un edificio neo clásico de la derruida Manchester, donde los Sex Pistols, cambiaron la música para siempre. En las improvisadas gradas había solo un puñado de espectadores, entre ellos estaban Morrissey, algunos miembros de los Buzzcocks, un par de los aún autoproclamados Warsaw (más tarde Joy Division y luego New Order) y algunos otros díscolos que supieron entender en la insurgencia de ese estallido sonoro un futuro posible para su música. El anarquismo que esa noche grabó a pura distorsión sobre los presentes, devino en nuevas formas de pensar la música de manera independiente. La caída de la industria clásica suscitó la necesidad de un cambio cultural que luego se transformó en movimiento y derramó finalmente en la reactivación de una ciudad en decadencia. Al poco tiempo Manchester tenía un sonido propio y su vanguardia musical la llevaría a ser reconocida mundialmente bajo el estandarte de MADCHESTER.

Según el novelista David Nolan ese evento será conocido como The Gig that Changed The World. Un tiempo después decidí apropiarme del mismo para nomenclar internamente un episodio del cual fui parte y testigo, la llegada de Área (1) a Buenos Aires.

Área había surgido un par de años antes, en algún lugar del 2012, cómo festival pero también como colectivo de diseñadores encolumnados en lo que podríamos llamar una práctica paralela. En ella el diseño no era meramente una profesión sino como un movimiento clave en el desarrollo cultural de la ciudad y sobre todo de la sociedad que representa.

La fuerza con la que Área había traspasado la cordillera bañando inicialmente las costas de Buenos Aires con oleadas de posteos en redes sociales y blogs especializados llamaba la atención. No era común ver una muestra de arquitectura, diseño y arte autogenerada, que además tomaba posición en el vacío trasandino y que por sobre todo tratase temas y formatos que la academia no tocaba y que sólo una mirada historicista de la práctica podría aunar. El poder de la muestra era que le hablaba a una generación de diseñadores presentes pero sobre todo le mostraba a los futuros como era posible organizarse para generar nuevos escenarios de discusión, reunión y exhibición simplemente aunando esfuerzos. El autarquismo contagió el ensayo que curaba la muestra y las piezas presentadas se desarmaban en procesos mientras que los participantes eran forzados a abandonar la zona de confort que brinda el idealismo de la obra terminada y volver hacia atrás para revisitarse a si mismos. El gesto se asimilaba al de desnudarse. Recién entonces, en estado natural, podrían hacer contacto entre si y con los otros.

Desmitificar, transparentar, desnudarse y ensayar sobre la fragilidad de los procesos.
Anatomía disciplinar, esa fue la génesis de Área Uno (1)

Un año más tarde y aún desnuda, Área Dos (2) ensayaría sobre las vestiduras que el diseño pudiera conquistar. Cómo un Drag Queen que entra a la disco colgada de una bola de espejos, empujando los bordes. Habitar el borde, construir desde la medianera, hacerse cargo de la incertidumbre, apoderarse del vacío por un instante, como esa extraña convivencia tipológica entre el vacío que necesitan por igual un pogo punky setentoso y un danceoff glamoroso de la era disco. Sobre ese borde se forjó fue la segunda versión de lo que ya se enarbolaba como sistema de producción cultural.

Curar el vértigo, en la distancia me sentí hermanado.

Después de todo ese espíritu es el que estuvo en el origen de Monoambiente (3), cuya primera muestra internacional fue chilena, albergado en 2013 obras hechas específicamente por The Andes House y Cristóbal Palma (4). Ese primer ensayo por forjar un puente/túnel trascordillerano con Chile necesitaba una segunda itinerancia para consolidarse. No fue hasta principios del 2015 que como parte de un ciclo de jóvenes curadores invitados cayó la invitación “al Pato Pozo” para que se haga del espacio. Haciendo uso del independentismo que vinculaba a ambos proyectos, Monoambiente 11 también fue Área Tres (5) y con gesto patriota cruzaron la cordillera una banda de diseñadores chilenos para presentar Electric Avenue una celebración analógico digital a la vida electrificada.

Una bocanada de gestión, me llevó a entender que en ese puñado de colegas se podía pintar con claridad a la escena del diseño de Santiago que había desbancado a la escena porteña, como la más pujante, ordenada y prolífica, a los ojos de los medios y las escenas disciplinares más fuertes del planeta. Era imperante hacer de esa gesta un acto público, al menos uno de tantos, y así organizamos una conferencia en la segunda sala más grande de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, con capacidad para 330 espectadores. Estaba claro que esperábamos con idealismo ciego una sala llena de estudiantes que debían escapar de sus cursadas para escuchar a la New Wave chilena. Corrieron los minutos y la sala permaneció vacía. Nos mirábamos algo incrédulos, algo frustrados, pero sobre todo cómplices. En eso, de la nada llegó Arturo Peruzzotti (arquitecto, iluminador y factótum de Monoambiente #09 (6) el silencio se rompió en pedazos y el envión nos decidió a comenzar, a pesar de todo, las seis presentaciones. La charla sería para nosotros, una anécdota eterna que moriría entre pocos, siete para ser exactos. Hacer, empujar, construir, tiene estos pormenores y la breve experiencia a ambos lados de la cordillera nos había enseñado que siempre hay que seguir, aunque venga un solo espectador.

Entonces, se abrió la puerta, lentamente, algo temerosa, como pidiendo permiso y tras ella apareció la figura del maestro Ricardo Blanco (7), jadeante y algo preocupado de habérsela perdido, pregunta:

“La charla de los chilenos… ¿Es acá?
“Pase maestro, lo estábamos esperando”.

Su presencia llenó el vacío, el hambre incansable por conocer, por saber, por investigar, por estar pegado a ese ritmo loco que es el diseño. Blanco a sus setenta y tantos todavía quería aprender.
Seis oradores y dos espectadores.
Para los que estuvimos ahí, el recital fue a sala llena.

Asi se gestó The Gig that Changed the World en versión sudaca.

Martín Huberman

PD: La muestra, la fiesta en la vereda, el porro en los jardines del mítico restaurante Ølsen,  el viaje a Madrid con Área Cuatro, quedan para el libro sobre el post punk…

1.- Área Uno – Procesos . Factoría Italia –  Enero de 2013.
2.- Área Dos –
3.- Monoambiente es la primera galería de Sudamérica especializada en arquitectura y diseño, fundada en 2011 por Martin Huberman en el Complejo Los Andes del barrio de Chacarita. Huberman, autor de este texto, sigue al día de hoy al frente del proyecto abogando por el aporte cultural que estas disciplinas hacen a sus comunidades.
4.- Monoambiente 06 – Paso de The Andes House & Soy una Foto de Cristóbal Palma, curada por Martin Huberman.- Buenos Aires. 2013
5.- Monoambiente 11 / Àrea Tres – Electric Avenue, David Sconamiglio y Sergio Recabarren, curada por Patricio Pozo. Buenos Aires. 2015
6.- Monoambiente 09 – Conos por Arturo Peruzzotti y Mariano Clusellas curada por Martin Huberman. Buenos Aires. 2014
7.- Wikipedia define a Ricardo Blanco como un reconocido arquitecto y diseñador argentino, pero en realidad me atrevo a darle el mote de leyenda. Sus diseños trascendieron las fronteras para insertarse en la escena global, fundó sucesivas empresas y fabricas de mobiliario en las que producía sus diseños y las de otros diseñadores destacados. Por último y hasta el año de su muerte en 2017, Blanco profesó la docencia en diversas casas de estudio, pero principalmente en la Universidad de Buenos Aires dónde durante años dirigió la Carrera de Diseño Industrial. Al día de hoy hablar de Ricardo Blanco es hablar de diseño argentino de alto vuelo.

Desmontaje

La Muestra #11 concluye avalando el juego de realidades cruzadas generadas por el simple manejo de la electricidad, en las que amebas digitales flotan en el vacío, la luz es un sólido que divide el volumen y el líquido no es otra cosa que un sólido. El Monoambiente como caricatura de si mismo.