La Embajada de Alemania fue encargada por el gobierno de la República Federal de Alemania al Arq. Walter Gropius designándose al Arq. Amancio Williams como colaborador en el proyecto y ejecución del edificio, caso único con respecto a embajadas extranjeras.
A pesar de sus ochenta y cinco años, Gropius viajó a Buenos Aires para trabajar con Williams en el proyecto. Lo hizo acompañado del Arq. Alexander Cvijanovic, colaborador de su estudio The Architects Collaborative. Luego de una intensa semana de trabajo, Gropius regresó a Boston y los estudios fueron continuados en permanente contacto, elaborándose cinco anteproyectos y el proyecto definitivo.
El edificio fue proyectado para construirse en la Plaza Alemania, Buenos Aires. Se hizo un gran esfuerzo para dejar el parque libre y para que la vista de los transeúntes pudiera atravesar sin obstáculos el espacio ocupado.
El edificio, destinado a residencia del embajador, es relativamente pequeño y abarca aproximadamente 2.000 m2 de superficie cubierta. Para evitar la implantación de una masa edilicia importante en el parque, se desechó la idea de reunir en un solo bloque la Cancillería, el Consulado, los edificios administrativos y la residencia.
La parte destinada a servicios y recepción fue proyectada por debajo del nivel del terreno en una excavación. Esta no tiene el carácter de subsuelo sino de basamento por debajo de la tierra que enriquece la plaza incorporando sus propios patios y jardines. Este basamento comprende la recepción de la residencia formada por varios salones, bibliotecas y sala de música. Estos espacios tienen una gran transparencia pues, a pesar de su ubicación a bajo nivel, mantienen su relación con la plaza mediante una serie de planos inclinados.
La residencia privada del embajador, ubicada a diez metros de altura, está apoyada solamente sobre cuatro columnas de hormigón armado. Resulta un cuerpo equilibrado, de gran serenidad expresiva, que no perturba la placidez del lugar. Todo el edificio contribuye a alegrar el ambiente y lo enriquece cumpliendo una función plástica equivalente a la de un monumento de gran valor.
En 1970, en la exposición Bauhaus realizada en homenaje a Gropius en el Museo Nacional de Bellas Artes, fue incluida la maqueta de este proyecto. Posteriormente la misma fue incorporada al Archivo Bauhaus.