Esta casa fue encarada primordialmente como una forma en el espacio que no anulara la naturaleza. La forma es al mismo tiempo, en su totalidad, estructura. Y esta estructura se muestra al desnudo, en su calidad auténtica: el hormigón que la constituye está a la vista, martelinado y tratado químicamente. Forma, estructura y calidad son pues aquí una sola cosa.
La casa está construida en un terreno que forma parte de un parque de gran belleza. El terreno, cruzado por un arroyo que lo divide en dos, tiene acceso por un solo lado. El arroyo corre por una hondonada preciosa. La casa ha hecho la reunión de las dos partes del terreno y está sobre su accidente principal, donde la naturaleza llega a su mayor lirismo. Allí, por contraposición, está colocada la obra humana.
Su estructura, planteada en tres dimensiones, es netamente espacial. En la historia de la arquitectura configura el primer intento de una estructura verdaderamente tridimensional que trabaja como un conjunto armónico integral y no como un grupo de piezas yuxtapuestas. La lámina curva trabaja simultáneamente, por medio de los tabiques verticales, con la losa plana de la planta principal y con las barandas-vigas que la rodean. Estas barandas descargan los voladizos y llevan las cargas, a través de pórticos y tabiques a las fundaciones, contribuyendo a desviar hacia la tierra el empuje de la lámina curva.
El hormigón armado fue estudiado especialmente en laboratorios con los ensayos necesarios. Fue vibrado. En su faz externa se lo martelinó y trató químicamente para dejar a la vista su construcción.
El interior de la casa está casi íntegramente construido en placa de madera; toda esta construcción fue realizada y montada como un conjunto en un taller de carpintería, luego fue desmontada y llevada a la obra donde se la armó definitivamente. Amancio Williams realizó esta obra no sólo como arquitecto sino como constructor y capataz. La obra insumió centenares de planos, 430 días de inspección y 120 viajes de ida y vuelta Buenos Aires-Mar del Plata, de 900 km. cada uno. Es así como pudo obtenerse una extraordinaria precisión: el error de la estructura es menor de ? cm. y el de las piezas delicadas menor de 2 mm.
La vivienda fue construida para el compositor argentino Alberto Williams, padre del arquitecto.