Curador de la Reconstrucción (Adaptación de Diseño y Dirección de Obra): Arq. Claudio Vekstein
Diseño Original: Monumento a Alberto Williams (1962), Pabellón Bunge & Born (1966), Arq. Amancio Williams
Archivo Williams: Dir. Claudio Williams
Diseño Estructural: Ings. Tomás del Carril y Fontán Balestra, Marcelo Rufino Asoc.
Empresa Constructora: SAPIC S.A.
Asistente de Obra: Ing. Georg Ponzelar; Paisajismo: Lucia Schiappapietra
Fotos: Sergio Sabag, Alessandro Desogos, Sergio Esmoris
Comitente: Municipalidad de Vicente López, Intendente Don Enrique García
Superficie: 725 m2
Costo de Obra: US$120.000
Originalmente proyectado por el arquitecto Amancio Williams como Monumento en memoria de su padre, el compositor de música Alberto Williams a los cien años de su nacimiento, diez de su muerte, «el Monumento, concebido para ser construido en un parque de césped en Buenos Aires, consta de dos bóvedas cáscara cuadrangulares elevadas sobre un piso de mármol elevado sobre el césped, comunicado por cuatro veredas angostas a los caminos circundantes del parque. Todo el juego resulta del espacio vacío entre las dos bóvedas y las superficies de mármol. Las bóvedas no se tocan: sus esquinas permanecen apenas separadas, creando, vistas desde abajo, un punto de tensión. A este punto corresponde, justo debajo, una cavidad cuadrada plantada con césped, con una flor emergiendo en el medio desde un fino tubo metálico. El espectáculo de las bóvedas cambia con gran riqueza con los distintos puntos de vista, tanto si se las ve con sus lados paralelos o diagonales a través de una línea. Para disfrutar estas diferentes visiones y pensar o conversar en calma, un largo asiento en hormigón pretensado y de mármol, y una hilera de prismas de mármol son situados en diferentes posiciones. Una segunda cavidad cuadrada menor, llena con agua renovable, contiene bajo la superficie, una placa de acero inoxidable muy simplemente impresa, con la inscripción recordatoria y un llamado a renovar la flor. Un sistema ha sido estudiado para la completa iluminación del monumento: las bóvedas, los caminos, la superficie de mármol, los asientos, el agua, la flor, la placa». (AW)
En 1966 Williams adaptó y construyó una solución similar como Pabellón de Exposiciones para Bunge y Born en la Feria del Centenario de la Sociedad Rural Argentina en Palermo, empleando por primera vez las bóvedas cáscara, reduciendo su planta y espesor. «El pabellón fue realizado creando bajo las bóvedas un espacio virtual donde se realizó una estructura para exposición de gran unidad en su trabajo, sin columnas ni vigas, donde todo lo que es forma es a la vez estructura». (AW). Aún habiéndolo realizado casi enteramente en hormigón armado, tras solo dos meses de exposición (obteniendo apenas un Tercer Premio por parte del jurado) y pese a los esfuerzos de Williams para evitarlo, el Pabellón fue demolido, para convertirse luego finalmente, en pieza clave de la arquitectura moderna y de vanguardia argentina.
Treinta años más tarde impulsamos junto a Claudio Williams, uno de los ocho hijos del maestro, el Proyecto de Reconstrucción del Pabellón. Tras haber publicado dos extensos ensayos, uno sobre el horizonte del Río de la Plata a través de los estudios fotográficos de Williams (C.V., “Senderos Luminosos”, Rev.3 Nº 6, 1995), el otro una revisión del Pabellón Bunge y Born de AW con vista a su posible reconstrucción (C.V., “SangreAzul”, Rev.3 Nº 8), dirigido luego el Taller “Cerca de la Reconstrucción -falso-identikit-” (CEAC-DiTella 1998), realizando junto con el mismo grupo de estudiantes y el arqueólogo Marcelo Weissel la acción “Fundament(-o) excav.action” (Sociedad Rural de Palermo, octubre 1999) para descubrir una de las bases del Pabellón demolido como tributo a los 10 años del fallecimiento de Williams, y numerosas gestiones frente a diversas instituciones para lograr la efectiva reconstrucción, en noviembre de 1999 la Municipalidad de Vicente López encarga el Monumento en homenaje a Williams, concretándose finalmente frente al Río de la Plata -paisaje de reflexión e inspiración permanente de Williams-, en su homenaje con motivo del Fin del Milenio.
No habiéndose aprobado la realización completa del pabellón sino solamente las bóvedas, esto llevó a reconsiderar la primer versión del proyecto. Y así como todo en Amancio y el Monumento, el homenaje se vuelve a la vez doble: sumando las dos visiones personales (R3) a las del propio Williams en sus dos proyectos, se llevó adelante una versión del Monumento a Alberto Williams, pero según dimensiones y detalles del Pabellón B y B, como el estanque central en lugar del de césped (que recibe ahora el reflejo acústico del río por la curvatura exacta de las bóvedas), y la placa en lugar de aquel. Al permitir el ingreso del parque bajo las bóvedas, se recuperan los largos senderos de luz en hormigón aislados de la gran plataforma del proyecto original. De los dos bancos complementarios, el lineal extenso frente al río contiene la serie de 6 contraluces, que se convierten en sombra concreta de las piezas individuales en el otro diagonal. Como en las mismas bóvedas y su articulación ideal interna por el capitel de acero inoxidable, dos sofisticados artistas -expresión uno del más literal y elevado, el otro del más sutil y elevado arraigo al territorio-, sostienen un diálogo de pares iguales, doble y cruzado, aunque silencioso y puro. Y así como en la línea del estanque de agua y su reflejo el cielo realizan la unión ideal de las dos partes que se mantienen (como dedos) apenas distantes, en la otra definen la línea inquieta de sus propias pasiones inmóviles: Alberto y Amancio Williams, la pampa y el río, pampa húmeda y pampa líquida…
Claudio Vekstein