Fragmentos del reportaje de Dalila Romero, Revista Tiempo de América Nº3, Diciembre 1957, págs. 7 a 16
-¿Cómo nació la Carta de Atenas? ¿Fue una proposición de un equipo o la culminación de un plan de tareas concretas que se habían propuesto los CIAM?
-Fue la culminación de un plan de tareas fijado por los CIAM. El problema más importante a tratar en ese momento era el de fijar normas para reglar las ideas, para poder acercarnos hacia una solución futura, era también necesario ordenar y proyectar nuevas ciudades y elaborar un criterio referente a la vinculación de la ciudad con la región donde se encuentra, y con todos los elementos de un planeamiento regional. La reunión se realizó en un barco en viaje de Marsella a Atenas, de la que tomó su nombre. Los miembros de los CIAM estuvieron reunidos haciendo sus trabajos por comisiones. En este espléndido viaje disfrutaron de un tiempo magnifico. En el transcurso del mismo se hicieron contactos muy interesantes al poder conversar con las personalidades más importantes del mundo en ese aspecto. Todo ello dio como resultado el documento más importante de los CIAM hasta la fecha: La Carta de Atenas. Los CIAM fijaron con mucha anticipación los temas para ese congreso para que sus miembros pudieran ir bien informados y llevaran estudiado a fondo el problema.
-Cuando se fijaron los temas ¿se pensaba en un plan preventivo para el desarrollo de las nuevas ciudades o se buscaba una solución a la patogenia de las grandes urbes?
-El objetivo de la Carta no ha sido encontrar un paliativo para las ciudades existentes, ni tampoco encontrar una receta para que, basándose en ella, se encuentre una solución para el desarrollo de las pequeñas ciudades, sino que este documento encara de lleno el gran problema de la vida humana en estas ciudades y lo hace en la forma más limpia posible. Invoca el problema de cómo debe ser resuelta la vida de los hombres en las ciudades. Cuáles son sus necesidades, cuáles son las grandes posibilidades que da el conocimiento actual. Esto tiene un aspecto muy interesante. Podrían preguntarme, por ejemplo, si esas posibilidades que da el conocimiento de hoy, al aumentar, harían cambiar la solución y anular todo lo planteado. Yo diría que el estudio que se ha hecho en la Carta es el primero realizado en los tiempos modernos sobre lo que es un planteo general. Es decir, se ha tomado al hombre de hoy, la familia actual y se ha efectuado un análisis dependiendo no solamente de las posibilidades de los descubrimientos científicos, sino de todos los hechos cotidianos del hombre, de su familia y de la sociedad, todo planteado de manera general. Se ha recurrido, naturalmente, al conocimiento científico actual que da una solución tan amplia que los agregados que puedan hacerse en el futuro sólo pueden enriquecer esa solución, pero no ahogarla ni anularla.
-¿Cómo calificaría usted a la Carta: es un programa de acción, un manifiesto con mucho de utopía, o un principio de organización de las relaciones y de la vida del hombre?
-Evidentemente la Carta de Atenas es un plan de organización de las relaciones entre los hombres, la vida en común de ellos. ¿Qué dosis de utopía tiene? Eso depende del observador. Si las personas que la lean y estudien siguen atadas a formas del pasado, y pretenden que esas formas pueden usarse, es decir, que ciudades como las actuales, Nueva York, París, Buenos Aires, puedan seguir desarrollándose en las formas que tienen actualmente, evidentemente, para un hombre que la ve con esos ojos, la Carta de Atenas es una utopía. Pero para aquél que es consciente de los problemas y sabe que la forma es una consecuencia de la función y que al cambiar la función a lo largo de la vida del hombre, la forma tiene que cambiar forzosamente, es decir, que hay que crear nuevas formas para ése, para el hombre del futuro, no puede ser nunca una utopía aquella que, aunque de consecuencias enormes, porque puede hacer cambiar todo nuestro sistema de vida, es sin embargo la solución correcta. Es decir, aclarando el punto, opino que ¡es una utopía para los tontos! Es necesario tener en cuenta que el hombre tiene un poder de adaptación fabuloso, lo que hace que persista aferrado a ciudades del pasado, planeadas sobre soluciones de la época del transporte animal. Ello hace subsistir esas ciudades de manera que pueda seguir ampliándolas con formas antiguas. Eso es lo que hace que los cambios no sean tan rápidos como debieran ser.
-¿Hace alguna distinción en cuanto a forma de organización social?
-La Carta de Atenas ha encarado al hombre y la ciudad no partiendo de escuelas de corrientes filosóficas, ni de dogmas ideológicos que se han generalizado en diversas partes del mundo, sino tomando al hombre físico y al hombre espiritual en su forma más amplia posible, de aquí que el resultado de este trabajo sea extraordinario.
-¿Comprende el urbanismo –me refiero a la Carta- al hombre en su individualidad y en su integridad?
-Lo que encontrará el hombre en las ciudades planeadas con los principios de la Carta será algo que ni siquiera se sueña hoy día. La nobleza del medio ambiente, la posibilidad de hacer la obra de arte en nuestro tiempo que represente nuestro grado cultural. Va a permitir a quien viva en esas ciudades utilizar su tiempo libre en algo noble. El hombre que vive en “slums” o “villas miserias”, evidentemente no tiene tiempo libre para pensar, pero si lo tuviera, si por un milagro dispusiera de tiempo libre, viviendo en ese medio, ¡qué cosas más tristes pensaría! ¡Cómo podríamos pedirle que eleve su pensamiento!
-¿No existe el peligro de que el urbanismo, atendiendo ese aspecto dinámico-colectivo del hombre se confunda con las teorías del hombre-masa de los totalitarismos?
-El urbanismo consciente de la Carta es un urbanismo serio y toda obra seria implica un orden, el orden implica jerarquizar, elevar el nivel colectivo, por lo tanto es imposible que este urbanismo pueda estar dirigido al hombre-masa, sino que al haber en él un orden y una jerarquización, es decir una elevación del nivel colectivo, está forzosamente dirigido al hombre totalmente libre y no al hombre dominado.
-¿En Buenos Aires, pueden prosperar las ideas de la Carta?
-En Buenos Aires tienen que prosperar esas ideas como en cualquier otro lugar del mundo, sencillamente porque son aplicables, lo que puede suceder es que los funcionario retarden simplemente esta aplicación por falta de conocimiento de ella.
-¿Qué proyectos han sido ya elaborados? ¿Qué resultados han tenido?
-Ya se han realizado varios estudios en Buenos Aires basados en estos principios. El primer estudio realmente importante y de inmenso interés es el de Le Corbusier. Creo que fue por los años 20 o 30. Luego hubo otros estudios, entre ellos uno de una pequeña zona, realizado por aquella Organización de Viviendas de la República Argentina y que, con un grupo de arquitectos entre los cuales figuraba yo, Antonio Bonet, etc., realizó un estudio para “Casa Amarilla”, y un conjunto de viviendas, tratando de dejar el suelo libre y basándose en los principios de la Carta de Atenas. Luego está el estudio realizado para el “Plan de la Ciudad de Buenos Aires”, en el que intervinieron como arquitectos: Ferrari Hardoy, Vivanco, Bonet, Kurchan. Fue un estudio serio sobre Buenos Aires y que, desgraciadamente terminó disuelto de un plumazo junto con la oficina y todo su equipo por el capricho de un intendente. Mencionemos, asimismo, el proyecto reciente para remodelar el Barrio Sur que, aunque no he tenido oportunidad de conocerlo a fondo, evidentemente está apoyado en principios de la Carta.
-¿Algún estudio suyo?
-Sí. Realizo un estudio junto con el equipo de mi taller sobre Buenos Aires en relación al país y al continente. Pienso que en ninguna forma es un estudio completo. Fue comenzado en el año 1945 y hasta el día de hoy han sido desarrollados varios aspectos.